Ahí está el detalle
En el centenario de su nacimiento, el icono mexicano Mario Moreno, "Cantinflas", se reinventa en el cine a través del español Oscar Jaenada, y surge la inquietud: ¿Es cuestionable que un personaje sea interpretado por un actor de una nacionalidad diferente?
POR NÉSTOR LUIS LLABANERO. “ESTAMPAS” | DOMINGO 7 DE AGOSTO DE 2011
¿Debe ser caracterizado el icono de un país por su compatriota actor? ¿O el cine como hecho creativo reclama un proceso abierto a todas las posibilidades de expresión que potencien el mensaje?
Por ahora, México debe conformarse con que el actor español Oscar Jaenada se convierta en Cantinflas, seudónimo que distinguiera al humorista mexicano Mario Moreno.
Cantinflas, título del filme, es dirigido por el también mexicano Alejandro Gómez Monteverde, un joven de 35 años nacido en Tamaulipas, quien debió sortear para el papel principal nombres como Diego Luna y Gael García Bernal, dos actores de su país cotizados en el plano internacional.
Sin embargo, la balanza se inclinó a favor de Oscar Jaenada, quien, dicen, posee habilidades para incorporar acentos, además del extraordinario parecido físico con quien Charles Chaplin considerara el mejor comediante del mundo.
La película espera estrenarse, de acuerdo con el portal de cine IMDb.com, el próximo 12 de agosto, día del cumpleaños número 100 de Cantinflas.
A lo mero español
En el terreno del cine, los creadores suelen tener fronteras más allá del patriotismo reclamado, en ocasiones, por la audiencia. Para México, Cantinflas representa un personaje icónico.
"No conozco todavía a alguien que no sepa quién es", opina la periodista Jésica Servin, quien escribe para el diario El Universal, del país azteca. "Es el artista que muchos quisieran ser y no pueden. Reúne sencillez, frescura, sentido del humor, personalidad y acercamiento a los sentimientos que cada mexicano, que cada latino tiene en su entorno familiar. No me canso de ver ninguna de sus películas, las disfruto no importando que ya las haya visto. El cine de Cantinflas nos une".
Servin estima que al momento de elegir a un actor existen otros elementos de importancia más allá del parecido físico. "A Cantinflas nadie lo reemplaza, ni otro mexicano, pero para interpretarlo, creo que debería ser alguien que haya vivido en México y disfrutado durante una tarde de los domingos frente al televisor. En fin, esas cosas que sólo se saben dentro del país, como lo que se sentía y se respiraba en el ambiente cuando murió". Sin embargo, no todos piensan igual...
No llores por mí madonna
No pocas fueron las críticas derivadas de la designación de la estadounidense Madonna como intérprete de la bonaerense Eva Perón en el filme Evita (1996).
Vale decir que para el papel se postularon Michelle Pfeiffer, Barbra Streisand, Meryl Streep y Liza Minnelli. Ninguna de ellas nacida en Argentina.
Apetecida figura de la política y las artes del país suramericano, Eva Perón, la reina de los descamisados, fue un personaje cinematográfico deseado por Cher, Olivia Newton-John y por la venezolana María Conchita Alonso. Finalmente, la Chica material se llevó el rol y estuvo acompañada por el español Antonio Banderas.
Adrián De Paulo, periodista argentino, evalúa la pertinencia de optar por talento oriundo de una nación distinta. "Depende de la capacidad del actor. Por el caso de Madonna, sabemos que la diva no se caracteriza en el rubro dramático, y Banderas, aunque es reconocido como exitoso, tampoco ayudó".
También de Argentina, Ernesto "Che" Guevara ha sido llevado al cine más de una vez. En 2004, la película Diario de motocicleta recreó la travesía del revolucionario suramericano, personificado por el mexicano Gael García Bernal. Mientras que en 2008, el puertorriqueño Benicio Del Toro lo caracterizó en el filme Che. "El Che joven de Diario de motocicleta me parece que estuvo muy bien, no estoy tan seguro con el de Benicio del Toro", diferencia De Paulo para luego analizar: "Sobre Cantinflas no hay demasiados secretos. Si quien lo compone intenta recuperar el espíritu del artista, seguramente lo hará bien. En definitiva, cuando se piensa en referentes de otros países, lo que se busca es que el personaje trascienda al menos por la figura elegida. El problema es que si lo hace un referente demasiado localista, los elementos que ganan en conocimientos y guiños (lingüísticos y temporales) dejarían afuera a la audiencia de otros países".
El director no siempre escoge
En Venezuela, la polémica por el "robo" de personajes en el cine no ha faltado. De resultados fallidos, hace dos años se esperaba la producción de la película que sobre Renny Ottolina, considerado el animador número uno del país, adelantaba la realizadora Betty Kaplan.
Aunque pareciera que la elección de un actor está en manos de un director, la verdad suele ser distinta. Betty Kaplan, directora de los filmes De amor y de sombra (1994) y Doña Bárbara (1998), determina: "Si quieres que tu filme tenga interés mundial se dice que debes usar un actor conocido internacionalmente. Y para complicarte el asunto, los actores reconocidos como buenos para el mercado internacional son diferentes para Estados Unidos que para el resto del mundo, a no ser que hablemos de los cinco gatos que ganan 30 millones de dólares".
Con Doña Bárbara, Kaplan recuerda que sólo había una actriz venezolana que podía satisfacer las ventas internacionales. "Dijo que sí, pero luego se complicó y no pudo hacer el filme. Venezuela no me aportó ningún financiamiento y Argentina me ofreció la posibilidad de hacerlo si la protagonista era de ese país. Conseguí la mejor actriz (Esther Goris) para el papel y trabajamos duro para equilibrar los acentos".
Con respecto al largometraje inspirado en Renny Ottolina sucedió algo parecido. México le ofreció el financiamiento, testimonia Kaplan, y entonces la cineasta decidió volar hasta allá para asegurarse del actor azteca, que en aquel momento se trató de Jaime Camil. Hoy la situación ha cambiado. Venezuela tiene un actor cotizado (Edgar Ramírez, ganador del César por su protagónico en la miniserie Carlos), y la estructura de financiamiento es diferente, dice la cineasta, a favor de repensar el proyecto.
Cuenta Betty Kaplan que es un lujo cuando quien financia permite escoger el mejor actor posible para el papel. "Por ejemplo, en Lo que el viento se llevó la protagonista, Vivien Leigh, era británica pero hizo de sureña americana de manera inolvidable. Mientras que Marlon Brando personificó a un mexicano en Viva Zapata y de italiano en El Padrino".
Ahora bien, ¿iconos protagonizados por actores de otra nacionalidad? "La mera verdad es que el cine no tiene fronteras", estima Betty Kaplan. "Cuando hay un actorazo, un buen guión, un buen director, le pueden hacer creer su mundo en cinco minutos".
Cantinflas, título del filme, es dirigido por el también mexicano Alejandro Gómez Monteverde, un joven de 35 años nacido en Tamaulipas, quien debió sortear para el papel principal nombres como Diego Luna y Gael García Bernal, dos actores de su país cotizados en el plano internacional.
Sin embargo, la balanza se inclinó a favor de Oscar Jaenada, quien, dicen, posee habilidades para incorporar acentos, además del extraordinario parecido físico con quien Charles Chaplin considerara el mejor comediante del mundo.
La película espera estrenarse, de acuerdo con el portal de cine IMDb.com, el próximo 12 de agosto, día del cumpleaños número 100 de Cantinflas.
A lo mero español
En el terreno del cine, los creadores suelen tener fronteras más allá del patriotismo reclamado, en ocasiones, por la audiencia. Para México, Cantinflas representa un personaje icónico.
"No conozco todavía a alguien que no sepa quién es", opina la periodista Jésica Servin, quien escribe para el diario El Universal, del país azteca. "Es el artista que muchos quisieran ser y no pueden. Reúne sencillez, frescura, sentido del humor, personalidad y acercamiento a los sentimientos que cada mexicano, que cada latino tiene en su entorno familiar. No me canso de ver ninguna de sus películas, las disfruto no importando que ya las haya visto. El cine de Cantinflas nos une".
Servin estima que al momento de elegir a un actor existen otros elementos de importancia más allá del parecido físico. "A Cantinflas nadie lo reemplaza, ni otro mexicano, pero para interpretarlo, creo que debería ser alguien que haya vivido en México y disfrutado durante una tarde de los domingos frente al televisor. En fin, esas cosas que sólo se saben dentro del país, como lo que se sentía y se respiraba en el ambiente cuando murió". Sin embargo, no todos piensan igual...
No llores por mí madonna
No pocas fueron las críticas derivadas de la designación de la estadounidense Madonna como intérprete de la bonaerense Eva Perón en el filme Evita (1996).
Vale decir que para el papel se postularon Michelle Pfeiffer, Barbra Streisand, Meryl Streep y Liza Minnelli. Ninguna de ellas nacida en Argentina.
Apetecida figura de la política y las artes del país suramericano, Eva Perón, la reina de los descamisados, fue un personaje cinematográfico deseado por Cher, Olivia Newton-John y por la venezolana María Conchita Alonso. Finalmente, la Chica material se llevó el rol y estuvo acompañada por el español Antonio Banderas.
Adrián De Paulo, periodista argentino, evalúa la pertinencia de optar por talento oriundo de una nación distinta. "Depende de la capacidad del actor. Por el caso de Madonna, sabemos que la diva no se caracteriza en el rubro dramático, y Banderas, aunque es reconocido como exitoso, tampoco ayudó".
También de Argentina, Ernesto "Che" Guevara ha sido llevado al cine más de una vez. En 2004, la película Diario de motocicleta recreó la travesía del revolucionario suramericano, personificado por el mexicano Gael García Bernal. Mientras que en 2008, el puertorriqueño Benicio Del Toro lo caracterizó en el filme Che. "El Che joven de Diario de motocicleta me parece que estuvo muy bien, no estoy tan seguro con el de Benicio del Toro", diferencia De Paulo para luego analizar: "Sobre Cantinflas no hay demasiados secretos. Si quien lo compone intenta recuperar el espíritu del artista, seguramente lo hará bien. En definitiva, cuando se piensa en referentes de otros países, lo que se busca es que el personaje trascienda al menos por la figura elegida. El problema es que si lo hace un referente demasiado localista, los elementos que ganan en conocimientos y guiños (lingüísticos y temporales) dejarían afuera a la audiencia de otros países".
El director no siempre escoge
En Venezuela, la polémica por el "robo" de personajes en el cine no ha faltado. De resultados fallidos, hace dos años se esperaba la producción de la película que sobre Renny Ottolina, considerado el animador número uno del país, adelantaba la realizadora Betty Kaplan.
Aunque pareciera que la elección de un actor está en manos de un director, la verdad suele ser distinta. Betty Kaplan, directora de los filmes De amor y de sombra (1994) y Doña Bárbara (1998), determina: "Si quieres que tu filme tenga interés mundial se dice que debes usar un actor conocido internacionalmente. Y para complicarte el asunto, los actores reconocidos como buenos para el mercado internacional son diferentes para Estados Unidos que para el resto del mundo, a no ser que hablemos de los cinco gatos que ganan 30 millones de dólares".
Con Doña Bárbara, Kaplan recuerda que sólo había una actriz venezolana que podía satisfacer las ventas internacionales. "Dijo que sí, pero luego se complicó y no pudo hacer el filme. Venezuela no me aportó ningún financiamiento y Argentina me ofreció la posibilidad de hacerlo si la protagonista era de ese país. Conseguí la mejor actriz (Esther Goris) para el papel y trabajamos duro para equilibrar los acentos".
Con respecto al largometraje inspirado en Renny Ottolina sucedió algo parecido. México le ofreció el financiamiento, testimonia Kaplan, y entonces la cineasta decidió volar hasta allá para asegurarse del actor azteca, que en aquel momento se trató de Jaime Camil. Hoy la situación ha cambiado. Venezuela tiene un actor cotizado (Edgar Ramírez, ganador del César por su protagónico en la miniserie Carlos), y la estructura de financiamiento es diferente, dice la cineasta, a favor de repensar el proyecto.
Cuenta Betty Kaplan que es un lujo cuando quien financia permite escoger el mejor actor posible para el papel. "Por ejemplo, en Lo que el viento se llevó la protagonista, Vivien Leigh, era británica pero hizo de sureña americana de manera inolvidable. Mientras que Marlon Brando personificó a un mexicano en Viva Zapata y de italiano en El Padrino".
Ahora bien, ¿iconos protagonizados por actores de otra nacionalidad? "La mera verdad es que el cine no tiene fronteras", estima Betty Kaplan. "Cuando hay un actorazo, un buen guión, un buen director, le pueden hacer creer su mundo en cinco minutos".